Teoría de la Mente
La mente es un almacén de imágenes e ideas, semejante a un complejo de bodegas, colocadas cada una detrás de la otra, en perspectiva, hasta el infinito y con un largo corredor de acceso, tal como se ilustra a continuación: Todas las imágenes ingresan a la mente por el Salón de Recepción y Recuerdo, cuyas ventanas de ingreso son los sentidos: Vista, oído, gusto, olfato y tacto. Las ideas o imágenes, inicialmente ingresan, por Salón de Recepción y Recuerdo, a la primera bodega, y son de carácter fugaz. Ingresan instantáneamente, pero con rapidez se fugan. Por ejemplo: Una persona está contando de uno a mil; alguien le interrumpe cuando va por veinte y cinco; el número veinte y cinco ingresa a la primera bodega, pero momentos después de haber contado, puede olvidarse casi para siempre por cuál número iba cuando fue interrumpido. Si una misma idea se repite una o más veces, es forzada a moverse hacia bodegas más internas, o sea a bodegas intermedias, que son las más duraderas para almacenar ideas con facilidad de evocación. Cuando una idea ingresa a través de un fuerte impacto emocional, de una vez penetra hasta las bodegas intermedias. Las bodegas intermedias son las más seguras para la fácil evocación o recuerdo de ideas, pero están sujetas a dos fenómenos: a) Cada vez que una idea es evocada, ésta sale al Salón de Recepción y Recuerdo y, luego, retorna a bodegas más cercanas que aquella en la cual se encontraba antes de ser evocada, y queda en situación más fácil de evocarse, pero nunca vuelve hasta la primera bodega, que es la de ideas fugaces. b) Conforme pasa el tiempo, sin que una imagen o idea sea evocada, aumenta la tendencia de que dicha idea se vaya fugando hacia bodegas más internas, o lejanas, llegando a ser más difícil de evocar, al extremo de que puede, con el tiempo, llegar hasta las bodegas del olvido, haciendo difícil su evocación, y aun refugiarse en el subconsciente, o bodegas hacia el infinito, de donde raras veces podrá salir para ser evocada. En el caso de una persona demente, además de tener dificultades serias para lograr el ingreso de ideas a sus bodegas internas, éstas tienen más fuerte tendencia a trasladarse al área del olvido y subconsciente. Por esa razón, su conjunto de ideas almacenadas utilizables es relativamente pequeño. Para ayudar a superar su situación a los dementes, o personas con algún retraso mental, puede alimentárseles su sistema cerebral, lo cual mejorará su capacidad de recepción y almacenamiento de ideas, a la vez de que se les educa con persistencia. Esto dará muy buenos resultados, aunque no a la perfección. Generalmente, los casos de demencia son causados por deficiencias hereditarias, malformaciones y uso inadecuado de drogas medicinales. Ahora bien, en el caso de los locos, o personas con trastornos mentales, ellos tienen buen ingreso abundante de ideas a sus bodegas, pero las mismas están desordenadas, distorsionadas y contaminadas entre sí. Es poco lo que realmente se puede hacer para ayudarles, aunque la ciencia ha desarrollado diversas drogas peligrosas para controlar y ordenar sus ideas. Las mismas deberán ser manejadas estrictamente por profesionales especializados y competentes. De todos modos, un trato apacible y comprensivo hacia los mismos, les hará mantener su mente en mejor control y sin reacciones violentas. Muchas de las locuras son causadas por complejos no tratados adecuadamente y por uso inadecuado de drogas medicinales. Un cristiano, en este caso, es mejor que eche mano del poder de Dios, para quien todo es posible, conforme a su voluntad. Psicoterapia En casos de patología, especialmente problemas psicológicos, se pueden empujar hacia el subconsciente las ideas que perjudican, a través de saturar las bodegas intermedias con ideas positivas opuestas a las que perjudican. Este procedimiento es un genuino "lavado de cerebro", puesto que limpia el cerebro de ideas e imágenes perjudiciales, y lo llena de ideas positivas, y es exactamente lo opuesto del Psicoanálisis de Freud, en el cual se extraen del subconsciente las ideas perjudiciales, con el fin de identificarlas; pero, una vez están en el consciente, pueden perjudicar más, a lo cual ellos responden con administración de drogas, que ocasionan daños irreparables a la salud general. Lo que otros denominan "lavado de cerebro", es más bien una "contaminación de cerebro". A la psicoterapia que se presenta aquí, se le denomina en Inglés "Drill Technique", y en Español "Técnica del Martilleo", y es propia del autor de esta Teoría de la Mente. Se puede realizar por medio de preparar un texto adecuado al problema específico del paciente, con una redacción psicológica, en la cual el paciente va hablándose a sí mismo con las ideas positivas que se desean introducir a su mente. Sin embargo, la forma más efectiva, consiste en grabar ese mismo texto psicoterapéutico en un casete o CD, el cual el paciente tiene que escuchar y repetir simultáneamente todas las noches, en el preciso momento en que se ha acostado a dormir. Después de escuchar y repetir el texto, su mente, primero en forma consciente, y después subconsciente, pasa la mayor parte de la noche repitiéndolo. Este "martilleo" constante hace el "milagro" de la desaparición de sus problemas psicológicos o espirituales. El tratamiento se receta inicialmente para todas las noches, tres meses consecutivos. Una vez cumplidos, el profesional hace una evaluación del paciente, y determina si necesita su aplicación por otros tres meses, o se le receta permanentemente, en aquellos casos de extrema gravedad. Si el paciente ha reaccionado normalmente, después del tratamiento, se le suspende, quedando a discreción su nueva aplicación. El material grabado, conviene que contenga música suave, combinada con el texto psicoterapéutico que corresponde al caso. Puede utilizarse no sólo para casos psicopatológicos, sino también para ayudar a la solidificación y crecimiento espiritual, así como para convertir a un mal estudiante, en uno bueno, que obtiene las más altas notas. La terapia puede aplicarse para muchas situaciones de genuino lavado de cerebro. Sus resultados son muy efectivos, y ya se han sometido a experimentación en la Universidad de San Carlos de Guatemala, con resultados sorprendentes. Hay disponibles, a muy bajo precio, tres casetes para estas psicoterapias, en la sede esta casa editora, Setequ, Seminario Teológico Quákero, 4a. Ave. 2-24, zona 1, Chiquimula, Guatemala, C. A.: a) Ps-1, Ayuda Psicológica, para problemas comunes de personalidad, relajación, aprender a dormir, etc.; b) PsE-1, Ayuda Educativa, para convertirse en un excelente estudiante y lograr notas muy altas; c) PsB-1, Ayuda Espiritual, para problemas espirituales y crecimiento espiritual. LOS JUEGOS PSICOLÓGICOS Los Juegos Psicológicos, creados por este mismo autor de la Teoría de la Mente y su Psicoterapia, son procedimientos, de carácter psicológico, para detectar e identificar a un ladrón, dentro de un grupo como de escuela, trabajo u otro. El procedimiento comienza por reunir al grupo en donde se cree que está el que robó el objeto o dinero, y se les pasa lista. Luego, se prepara el ambiente psicológico, mediante una plática sugestiva sobre la efectividad de estos juegos. Se les puede mencionar algunos de los casos efectuados con anterioridad, mencionando la seguridad de la detección, o se les puede mencionar para qué iba a servir lo robado, o cosas por el estilo. Entonces se lanza el primer juego, que es el más suave: Juego del Rostro: Se les anuncia que se les mirará el rostro, y se comienza a hacerlo intensamente, rotando la vista, en forma fija y con seriedad, hacia los rostros de los presentes. Como reacción, casi inmediata, al que ha robado el objeto o dinero, se le observan algunos cambios faciales, como de color, o gestos de tensión facial. Él trata de disimular sus reacciones, pero su psiquis lo traiciona, y lo hace mostrar mayores evidencias, que son fáciles de detectar. Por supuesto, habrá más de una persona que muestre evidencias, porque hay también cómplices, o personas que vieron el hecho, y ellos también reaccionan; pero, las reacciones del hechor son inconfundibles, porque son mucho más fuertes y notables. El analista no debe confundirse con las reacciones secundarias de otros. Él puede ir haciendo anotaciones en clave, por signos, pero sin que se le note a quién está identificando. Debe simular de que está anotando signos por todos lados. Terminado el primer juego, no se hace ningún comentario prematuro, aunque ya esté identificado el hechor, sino que se procede a lanzar el segundo juego, que es mucho más fuerte. Juego de los Ojos: Ahora se les anuncia el lanzamiento del segundo juego, y se les dice que se les van a observar los ojos. El analista comienza a mirarles los ojos, en forma cuidadosa e intensa, rotando sus ojos entre todos los presentes y, mientras tanto, les va diciendo palabras sugestivas al respecto. La reacción inmediata del ladrón, es una enorme inquietud de la vista y ojos, a la vez que aumenta el parpadear. Este segundo juego, sirve para confirmar los hallazgos del primero. Sin embargo, siempre se lanza el tercer juego, que es tan fuerte, que difícilmente haya quien lo resista sin caer. Juego de los Labios: A continuación, se anuncia el tercer juego, y se les dice que ahora se les observarán los labios. Se comienza a mirarles intensamente sus labios a todos, en forma rotativa y constante, continuando con el palabreo psicológico sugestivo. La reacción inmediata consiste en intensos movimientos descontrolados de los labios, que delatan inconfundiblemente al hechor. Lo que realmente sucede es que, como el ladrón está consciente de su hecho, él hace desesperados esfuerzos por esconder sus reacciones, pero su psiquis lo traiciona, y le provoca una reacción inversa, o contraria a lo que él trata de hacer. Es cxomo una proyección inversa. De esta manera queda plenamente identificado el ladrón, y se corrobora pasando lista otra vez a los presentes, para estar seguro de hacer las anotaciones a la persona identificada, sin equivocarse con otra. Por supuesto, una vez identificado el ladrón, no se le puede denunciar, porque él podría acusar de calumnia al analista ante un tribunal, y las pruebas psicológicas son muy difíciles de probar jurídicamente. Entonces, se les anuncia que se tiene anotado quién es el hechor, y que se procederá a denunciarlo ante las autoridades correspondientes, pero que, para no perjudicarle, se le dará una oportunidad de arreglo amistoso. Se le ofrece, primero, secretividad y confidencialidad absoluta por nuestra parte, si el hechor se presenta ante el analista, en forma secreta, y le confiesa su acción; o si, también en forma secreta, devuelve lo robado. En tales dos casos, el problema se anula, en forma secreta. Sin embargo, la modalidad más conveniente para el hechor, es la confesión; porque descarga su sentido de culpabilidad, y se le puede ayudar a través de una psicoterapia. Si sólo devuelve lo robado, en forma secreta, quedará resuelto el problema del robo, pero el hechor sufrirá su culpa. Por eso, la primera es la mejor opción, porque resuelve el problema, y reorienta al hechor. En el caso de la confesión del hechor, se siguen dos procedimientos: a) Se dialoga con él la forma de reembolsar lo robado. Si ya no lo tiene, o sólo tiene parte lo mismo, entonces se le ayuda a encontrar una forma de ganar dinero para pagar lo robado. b) Se le reorienta a través de un proceso psicoterapéutico, tal como se presenta a continuación: Psicoterapia La función de un educador quedaría incompleta, si sólo se descubre y condena al alumno ladrón. Es necesario hacer una psicoterapia para curar su hábito de robar, o cleptomanía. Para esto, después de descubrir al ladrón, no se le denuncia, sino que se le da una oportunidad de descargar su culpa, a través de una confesión privada. Se les dice a los estudiantes que, para ayudar a recuperar moralmente al hechor, se le dará la oportunidad de llegar, en forma secreta, al maestro analista y confesarle su culpa. Si lo hace así, se le ofrece completa secretividad, confidencialidad y perdón, bajo condición de restituir lo robado. Pero también se le dice que, si no aprovecha esa oportunidad, para la cual se le pone un plazo corto y fijo de tiempo, quedará uno libre del pacto de secretividad, confidencialidad y perdón ofrecido, y se le castigará como corresponda. Una vez el ladrón haya hecho su confesión privada al maestro, y esté en proceso de restituir lo robado, se necesita mantener una serie de sesiones de consejo confidencial constante con él, para restaurar su integridad moral y espiritual. El resultado más probable en este caso, será que el hechor se convierta en un amigo agradecido del maestro psicoterapeuta que descubrió su situación, y le ayudó a superarla.